el verano ha pasado para yolanda. las plantas ya no viven por ella y a través; sobreviven al frío y a la niebla, se abrigan apenas con una o dos horas de un sol tibio, amargo.
el verano ha pasado para todos, aunque para pedro el parque esté igual que siempre, aunque esté lloviendo y aunque yo corra tras él, respirando como si casi me muriera en el intento, con ese sonido irreproducible de la respiración cuando ya casi no es más.
el verano ha terminado, y así y todo a veces yolanda despierta temprano y prepara el licuado, abre las ventanas congeladas por el frío, cubiertas de arañas y de moho.
entonces siente el rugido frío del viento, se  le congelan las mejillas y pronto están rojizas y más luego violetas, y entonces mira adentro y pronto ve lo oscuro, la ropa en el piso, las pastillas viejas, las fotos rotas y esa carta, esa que nunca jugó. 

el verano ha pasado y el invierno, no quiere todavía llegar.