me rehúso a escribir mis palabras malas, acá todavía llueve pero las nubes estás mansas. mansa la vecina que me mira, desde su balcón despellejado, mientras fuma su porro creyendo que nadie la ve. y qué de las palabras intercesoras, esas que vuelven interrumpen arremeten esas que no, no son esas las malas. las malas son las que muerden humo fuego incendian. ey vecina, fumate el porro conmigo, vení. acá en la terraza todavía algunas palabras quedan. vení, bicho, no temas. vení en pijama, qué más da. yo estoy despeinada y
-bueno, farmacológicamente hablando, vamos a seguir así.
-así cómo? no me hables farmacológicamente, hablame manso, sin palabras malas. no me enredes con tus letras, ya bastante con mis pelos enmarañados.
sí, cruzate vecina, acá la comida está lista, todojunto dice que no llueve, ella siempre cree en el sol. quisieras conocerla, claro, nunca te hablaría farmacológicamente. y también es despeinada.
-bueno, también hay lugares muy lindos a los que puedo mandarte
-a cuáles? no me mandes a ninguno, dejame en mi terraza con mi vecina, con su porro y su pijama, con estas nubes mansas y el sol que todojunto promete que sale que ahí viene que ya llega.
dejame con mis palabras malas, vos buscate las tuyas propias.

2 comentarios:

  1. me gustan tus palabras malas
    su mar de abundancia

    ResponderEliminar
  2. mansa pueta.el sol no entenderá de fármacos pero te espera SIEMPRE en la terraza.

    ResponderEliminar