la rueda y el abismo y la rabia interminables,
parecen arrasar con todo,
algunas noches.

cuando todos ríen allí abajo,
acá en el submundo
de los haikus de la muerte,
los monstruos
resoplan más de esas palabras absurdas
que tanto nos gustan
pero que desoímos,

como todo eso que
pura ilusión.
(...)
Por qué seremos tan sirenas, tan reinas
abroqueladas por los infinitos marasmos del romanticismo

tan lánguidas, tan magras
Por qué tan quebradizas las ojeras, tan pajiza la ojeada
tan de reaparecer en los estanques donde hubimos de hundirnos

salpicando, chorreando la felonía de la vida
tan nauseabunda, tan errática.


(N.P.)