juancho,
no sabés qué tragedia, cuando llegué a mi balcón la maceta larga con flores habíase caído al piso, las flores estaban sepultadas debajo de la tierra, tuve que hundir mis dedos y revolver para salvar algunos de sus pétalos. si sólo supieran cuanto las quería, hace tan poco pero demasiado. volví a ponerlas juntas, una al lado de la otra, las regué para que la tierra humedecida las sostenga, y les puse música. estoy sentada frente a ellas hace dos horas, y les canto para que se alegren, pero sus hojas aún están tristes. el viento está llegando, así que quizás antes de dormir la siesta las entre, para que descansen del susto.


habría sido mi primer rescate,
y eso sería lindo sólo si
cuando me despertase de la siesta
los capullos hubieran florecido
otra vez.


hasta mañana

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