estimado asesino, lea con detenimiento esta carta antes de apuñalarme esta noche.concédamelo como mi último deseo.

soy tan tierna cuando duermo, ¿verdad? vea usted que no uso casi ropa, y que enrrollo las sábanas entre mis piernas, porque en los pies siempre tengo frío. sé que estoy despeinada, que en mis pelos viven las pulgas, esas que pican cada mañana cuando bajo a la cocina, cuando preparo el té antes de dormirme, cuando escribo, con sudor, esta carta póstuma.
quisiera que no tome con levedad mi asesinato. deténgase al menos unos segundos a pensar lo que está haciendo. no es que mi muerte pueda cambiar el curso de la historia, es que más bien que quisiera que esta historia cambie en algo el curso de mi muerte.
quizás nadie se entere, es cierto, pero sé que mis plantas sufrirán más que nadie mi ausencia. sepa que quisiera que ellas vivan, y que no tienen la culpa de nada de lo que yo haya hecho. réguelas todos los días, o instruya a alguien para que lo haga. las flores deben tener siempre la tierra húmeda, ha de esperar a que se seque y entonces echar sobre ellas un poco de agua, sin ahogarlas. déjelas al sol, pero cuide que no se quemen. hábleles, póngales música cada tarde, ellas así crecen con más fuerza cada día.
mantenga mis libros desordenados, y deje también mis trapos tirados en el piso, si no juan creerá que nadie habita este cuarto, y temo que se de cuenta de que yo ya no. 
no se lo diga nunca, se so suplico. no quisiera que se entere que una noche usted vino y me apuñaló en silencio, sin haberlo saludado antes. sin haberle dicho todo lo que lo quiero, todo lo que planeaba para nuestra isla, todo lo que tejía mientras él no estaba. dígale, si es posible, cada mañana lo lindo que es cuando se despierta, lo hermoso que huele, lo dulce que son sus besos. prepárele el desayuno con todo el amor del mundo, como si fuera él el amor de su vida misma, como si quisiera retenerlo eternamente. le pediría incluso que duerma con él la siesta, que lo abrace mientras se duerme, sobre todo si llueve y los truenos hacen temblar las paredes, como esta noche. pero claro, se lo pediría si fuera usted una persona más linda, si tuviera en sus ojos algo más que la venganza latente. así que mejor no le haga nada, no lo toque ni lo mire, no se atreva siquiera a acercársele, o se las tendrá que ver conmigo.
verá, no tengo mucho más que pedirle. puede tomar cualquiera de mis cosas, siempre y cuando las use y las devuelva, para que otra persona pueda tomarlas más luego.
tengo en un cajón algunas fotos graciosas, que puede revisar si algún día está triste, si quiere sonreir por un momento, si quiere olvidarse de eso tan feo. incluso de esto, tan feo.
abra mi placard, reparta mis zapatillas entre aquellos que calcen 40. no quisiera que semejante acumulación originaria se desaproveche, que caigan en el olvido esos objetos que colecciono con tanta obsesión, que adoro con cada uña de mi cuerpo.
escuche toda la música que tengo, verá que es mucha y tan linda.
he de tener un blog, eso también debe saberlo. allí sólo escribo de vez en cuando, nada relevante para el mundo, más bien algunos gestos de mi pulsión de vida, incluso a veces los de mi muerte.
sepa usted, al fin, que está asesinando a una heroína. he salvado plantas, animales y personas, y sobre todo, he aprendido a salvarme a mí misma. o al menos, eso creía hasta esta noche.
ahora sí, ha de matarme. pero sepa, que no ha logrado tomarme por sorpresa. reflexione usted si, ahora, realmente vale la pena asesinarme.

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