soñó la niña mala que él moría, que apoltronado en un ataúd macabro, la miraba retorcido, con los ojos abiertos y los labios blancos. soñó que la iglesia se llenaba de gente, que la sobredosis habría sido mortal.
agarró entonces los aerosoles, pintó las paredes con sus recuerdos, y sacó todo afuera lo que ha de haber dentro.

al fin pudo olvidar la niña mala, enterró su furia, rompió el espejo
y cuando despertó, el sueño que había
ya no era no fue no habría sido
sino un asesinato.

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