Hola, soy una emo y vivo en Munro. Construyo epifanías del horror los viernes a partir de las 15 hs, cuando camino a visitar a Marcos. Mis epifanías del horror me asustan, me hacen llorar y por lo general son tan placenteras que las recuerdo el resto de la semana (por capítulos), hasta el siguiente viernes de epifanías del horror. Solía parirlas en el 141, pero ahora por la 9 de Julio, entre Corrientes y Belgrano.
A la vuelta de mi casa hay una iglesia. Es lo más emo que hay en Munro, después de mí. Lo que no me gusta de las iglesias es que pretenden lavar las culpas, y las culpas son las culpas; es decir, no las arrojemos por la borda porque nos quedamos sin veleta. Pero lo que me gusta, es la parte de inventar oraciones. Así pues, oremos:

Bendita sea mi abuela, con quien pasé tardes de verano mirando culebrones en los que ellos se amaban demasiado, tanto que morían o se separaban rindiéndose ante las adversidades cínicas del mundo.
Bendita mi escuela, que me enseñó a leer a Freud, a creerle y a pensar que siempre tendría la respuesta para todo, porque aún hoy sigo buscando la continuación de mis guiones en sus obras completas.
Bendita mi madre, que me enseñó a perseverar en el afán controlador de todos los gestos y comportamientos ajenos, y a retocar los personajes hasta que se parezcan más a lo que yo quisiera de ellos, aun cuando siempre sea en vano
Bendito mi padre, el primer hombre por el que absurdamente soy capaz de dar la vida y nunca jamás dejará que lo salve, porque....acaso alguien dijo que debía ser salvado?
Benditas las epifanías del horror, los salvatajes de la muerte, y las neurosis superpoderosas
Pero sobre todo, bedito seas Munro, que albergás con indiferencia y sordidez a esta emo.
Benditas seamos las emo de Munro
Amén

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